Acerda de "Insomnio" de Manuel Ramos Otero

Reflexionar sobre la muerte nos puede causar tristeza, nostalgia o inseguridad. La verdad, es que todos sabemos que estamos vivos pero nunca sabremos dónde es que estaremos al final de nuestras vidas. No saber en qué momento o en qué lugar nos vamos a morir nos provoca incertidumbre y en ocasiones miedo y a menudo pedimos saber más sobre la muerte deseando saber cuánto tiempo nos queda. Irónicamente, es una bomba de tiempo el tener en mano una carta que nos dicte el tiempo exacto que nos queda de vida.


Ansiosamente comenzaremos a preguntarnos sobre lo que hicimos o lo que dejamos de hacer, sobre lo que somos o lo que seremos una vez crucemos la puerta de esta vida. Una vez abierta esa carta esperamos al momento de morir, visualizando lo que será el lugar más allá de esta vida carnal. Si realmente podremos o no continuar disfrutando del placer y de lo que somos; si en algún momento volveremos a sentir. Esto sucede al momento de abrir la carta que nos dice que tenemos una enfermedad terminal o alguna condición que nos cesanteará de este mundo. Al momento de abrir esa carta dejamos de vivir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario